Si preguntábamos hace unos años a cualquier joven de un instituto, a punto de comenzar a enfilar su carrera profesional, por su oficio deseado, seguramente nos hablaría de Derecho, Medicina o Informática. Si les preguntamos a los críos más pequeños, nos dirán que quieren ser cantantes, veterinarios o maestros. Son laburos de ensueño habituales en esas edades, porque llaman mucho la atención. Cuando no tenemos tanta consciencia de cómo funciona el mundo, todos queremos ser grande estrellas, futbolistas, actores, presentadores de televisión… Es la gente famosa, la que todo el mundo conoce, la que lleva una vida en apariencia perfecta. Y a eso es a lo que aspiramos, sin saber si quiera lo que significa una aspiración laboral. Sin embargo, si hacemos esas mismas preguntas hoy en día en cualquier escuela, la respuesta habrá cambiado. La mayoría de los jóvenes quieren convertirse en youtubers, instagramers, tiktokers, celebridades de Internet en general. Porque las estrellas de hoy en día ya no están en los estadios o la televisión, sino en las redes sociales. Los niños, cada vez más pequeños, tienen acceso a este tipo de contenido en redes, a través de tablets y smartphones.
Ya no es extraño ver a chicos con diez u once años grabando un baile para Tiktok, o siguiendo a sus influencers favoritas en sus trucos de belleza diarios. Lo cierto es que las redes se han convertido en una auténtica mina, desde hace una década, impulsando las carreras de miles de personas anónimas que han logrado millones de seguidores. Instagram y TikTok han dado sus quince minutos de fama a muchos jóvenes que buscaban expresarse y conectar con el resto del mundo, mostrándose tal y como eran. No se necesita un talento especial, más allá de tener carisma y saber posar ante la cámara. Hoy por hoy, chicas con apenas 20 años son auténticas referentes en la nueva moda actual, y firman contratos con marcas por valor de millones de dólares. Otras muchas han encontrado un filón aun más interesante en la creación de contenido erótico. Cruzar esa fina línea que separa lo sensual de lo explícito puede resultar muy lucrativo gracias a las nuevas plataformas online, como Fansly, la única capaz de poner en duda el reinado indiscutible de Onlyfans.