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Internet

¿Por qué el porno es gratis en Internet?

Hay un chiste bastante recurrente que dice que es más fácil encontrar porno en la red que una discusión en Twitter. Si conoces los entresijos de la red del pajarito, seguramente sabrás porqué lo dicen. A pesar de la desmesurada violencia verbal que hay en esta plataforma, el acceso al porno en la red es incluso más sencillo. Y es que Internet ha permitido que el porno deje de estar restringido a las revistas guardadas en cajones, y a los rincones oscuros de los videoclubs. Nunca fue tan fácil acceder a todo tipo de información como en esta era de Internet, pero está claro que las prioridades son las que son, y la pornografía iba a estar en el primer puesto. Lo más curioso de todo es que en apenas treinta años, el porno ha tenido la capacidad de evolucionar y mutar dentro de la propia red. Un cambio de tercio que sin duda ha favorecido al propio usuario, ya que hoy  por hoy contamos con todo el porno que deseamos a nuestro alcance.

Lo más sorprendente de todo no es la cantidad, sino el precio que pagamos por disfrutar de esos vídeos. Internet es una herramienta imparable para compartir todo tipo de archivos, incluso aquellos que están protegidos con derechos de autor. Las discográficas y las desarrolladoras de juegos lo saben bien. Las productoras de Hollywood también, aunque hayan tardado en reaccionar. Y las empresas que se dedican a la industria del porno no iban a ser menos. Entendieron que sus vídeos iban a circular de manera totalmente gratuita, así que era complicado luchar contra eso. Por eso prefirieron buscar una nueva forma de atraer a usuarios para que pagasen una cuota Premium. Vídeos exclusivos o completos, acceso a escenas únicas, especiales… Todo lo que pueda llevar a alguien a pagar por ver algo que puede tener gratis, aunque no en la misma calidad, eso sí. La mayoría, sin embargo, no cae en el truco y prefiere seguir disfrutando del acceso gratuito al porno. Entonces, ¿cómo logran ganar dinero estas compañías para seguir produciendo escenas y películas?

La pornografía en la red

Desde el albor de la red de redes, la pornografía ha sido uno de los elementos habituales en páginas, foros y blogs de todo tipo. Al fin y al cabo, Internet se concibió, en su uso comercial, para compartir información. Y pocas cosas hay que nos interesen en mayor medida que la propagación de imágenes y vídeos sexuales explícitos. De hecho, esas webs que contenían las primeras imágenes virales de famosas desnudas se hicieron muy populares en su momento. La pornografía todavía se estaba adaptando a la llegada del DVD cuando Internet lo cambió todo, y tardó en reaccionar. Sin embargo, el contenido se transmitía sin problemas también por aplicaciones P2P, que hoy nos parecen antediluvianas pero hace quince años eran lo más.

Una de las cosas que más preocupa a la sociedad actual con respecto a la pornografía es el acceso tan sencillo que tienen los menores a ella. No es que antes no pudieran encontrar sexo si querían, pero era mucho más complicado, ya que necesitaban soportes físicos. Ahora cualquier menor tiene una tablet, un teléfono o un ordenador para buscar lo que quiera en Internet, incluidas escenas muy explícitas. Evidentemente, las plataformas que distribuyen este contenido tienen un aviso sobre la mayoría de edad al entrar, pero nada que cualquier chaval no pueda saltarse en un instante. La mayoría de usuarios que pagan por sexo, no obstante, están ya por encima de la treintena, algo lógico si tenemos en cuenta que se requiere cierto poder adquisitivo para ello.

Un señuelo para contenidos premium

Internet está plagada de sexo y eso es algo que podemos comprobar en las propias redes sociales. En los últimos años, muchas chicas están anunciando sus Onlyfans con fotos muy sugerentes o directamente explícitas, si la red social de turno se lo permite. El propio surgimiento de esa plataforma ha cambiado la visión que se tiene del sexo, consiguiendo que muchas chicas se conviertan en auténticas estrellas sin mediadores, sin productoras detrás, solo con su talento. Es una forma ejemplar de cómo manejar un negocio sexual en la red. Los vídeos gratis, las fotos sensuales que suben, sirven como señuelo para que los seguidores acaben comprando la suscripción, y así tener acceso al contenido completo, mucho más explícito y provocativo.

Lo mismo ocurre con aquellas productoras que ponen sus vídeos de forma totalmente gratuita a través de la red, en diferentes plataformas. De hecho, si nos fijamos, estos vídeos no suelen pasar de los 10 minutos. Y es algo usual que la escena dura bastante más, incluso el triple. ¿Qué ocurre? Que estos vídeos son previsualizaciones, a veces muy explícitas eso sí, pero no el contenido completo. El usuario llega al vídeo y si le gusta, sigue buscando más contenido de esa productora. Acabará en su página web para pagar una suscripción por ver el vídeo completo, o por ver nuevas escenas con la misma chica, o del mismo estilo. El contenido Premium es el objetivo final de esta técnica, y aunque son pocos los que terminan cayendo, son suficientes para la producción de porno. Dado el alto número de visitas que reciben los vídeos, que se cuentan incluso por millones, con que solo un 1% de esos usuarios se haga cuenta Premium el coste estará asumido.

La publicidad sexual

Otra de las opciones más habituales para ganar dinero en Internet con el sexo tiene que ver con la publicidad. La televisión, por ejemplo, es gratuita, como la radio. Sin embargo, en estos medios tenemos que tragarnos anuncios cada poco tiempo, que son los que realmente “pagan” ese servicio, y consiguen que sea gratuito. Algo así ocurre también en plataformas como Xvideos o Pornhub, donde encontraremos muchos anuncios sexuales sobre todo en forma de banner o antes de los vídeos. Estos anuncios son los que permiten que el contenido que vemos sea cien por cien gratuito. Luego nos quedaremos con el anuncio o nos olvidaremos de él rápidamente, pero como en Youtube, el sistema de anuncio para mantenerlo todo gratuito parece funcionar.

De hecho, una de las opciones que estas plataformas ofrecen al hacerte Premium es quitar todos esos anuncios. Liberarte de ellos para que no haya nunca más interrupciones a la hora de ver un vídeo. La publicidad en estas páginas puede llegar a ser tremendamente intrusiva, y es lógico que uno quiera quitarla de en medio, para poder disfrutar mejor. Sin embargo, esto conlleva un pago. Igual que ver los vídeos exclusivos que algunos canales suben a la plataforma. O esas escenas que tanto nos gustan, pero que no están completas si no pagamos. Al final, se utiliza el porno como gancho para hacer pagar al usuario, que puede seguir disfrutando de él de forma gratuita si se conforma con esos ganchos. La mayoría lo hace, de hecho, pero otros también valoran que el pago es necesario para acceder a mejor contenido.