Viajar es una de las aficiones más interesantes y hermosas que podemos tener, porque estamos saliendo de nuestra zona de confort, aprendiendo cosas nuevas, visitando lugares diferentes y aprendiendo mucho de otras culturas, de otras personas que tal vez no tengan la misma forma de vivir que nosotros. Hay gente que prefiere gastarse el dinero en un buen viaje que en el último modelo de Smartphone o un coche muy caro. Ya sea para ir en un crucero lujoso con todos los gastos pagados o con una mochila a la espalda a recorrer todo un país entero, viajar siempre nos hace disfrutar de experiencias inolvidables que no podrías vivir de ninguna otra forma. Así es como el turismo se ha convertido en una de las principales fuentes económicas de nuestro sistema global, gracias también a la aparición de compañías low cost que han puesto los viajes al alcance de todos los bolsillos.
La gente viaja mucho, pero casi nadie podrá decirnos exactamente porqué viaja, cuál es el motivo real de salir de casa para visitar otros lugares. Algunos lo hacen solo por dejar atrás la rutina. Otros, porque tienen verdadero interés en visitar sitios importantes en la historia, lugares donde han pasado cosas que han cambiado el rumbo de nuestro mundo. Pero también están los que realizan turismo musical, yendo a conciertos y festivales, o los que tiran más por el turismo misterioso, visitando lugares siniestros y supuestamente encantos, tal vez con la esperanza de toparse con algo paranormal. El turismo religioso es también otro de los sectores más importantes dentro de este mercado, y de hecho, sirvió para casi todo lo demás, como vamos a comprobar a continuación.
Qué es el turismo religioso
Se llama turismo religioso a todos esos viajes, normalmente organizados, que tienen como objetivo visitar lugares importantes para una fe religiosa. Pueden ser grandes centros religiosos como Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela, o simplemente tours guiados a lugares como Lourdes o Fátima, que tienen una estrecha vinculación con apariciones marianas, por ejemplo. La visita de iglesias y catedrales también entraría dentro de este turismo religioso, que se desarrolla principalmente por personas creyentes, ya que son al fin y al cabo las que muestran mayor interés en este tipo de lugares. Cierto es, de todas formas, que al ser construcciones imponentes y muy importantes en la historia de cada lugar, las iglesias y demás edificios religiosos siempre suelen formar parte de los tours y visitas guiadas, aunque no sean estrictamente de temática religiosa.
Cómo surge el turismo religioso
Podríamos afirmar que los primeros turistas religiosos fueron aquellos peregrinos que solían viajar a Tierra Santa, a Roma y sobre todo, a Santiago de Compostela, las tres ciudades santas de la Cristiandad. Se tiene constancia de que ya había muchos peregrinos en el siglo VI d.C, y durante toda la Edad Media ese número siguió creciendo a pasos agigantados. El turismo religioso dio pie, de hecho, a la aparición de aldeas, tabernas, posadas y otros comercios que aprovechaban el tránsito de esos peregrinos. El intercambio cultural también fue importantísimo en aquellos siglos, por lo que podríamos decir que el turismo religioso también vertebró, en cierta manera, toda la evolución cultural de Occidente.
Dónde se practica el turismo religioso
En realidad, podemos encontrar turismo religioso en casi cualquier país del mundo, ya que como base de mucha de la cultura, tanto en Oriente como en Occidente, la religión sigue teniendo un importante tirón que atrae a muchas personas. Desde la visión de las catedrales francesas a la visita a lugares donde se han producido milagros o apariciones marianas, pasando por una ruta con las iglesias románicas más imponentes en España, y por supuesto, los templos más espectaculares en Roma. La capital italiana es, junto a Jerusalén y Santiago, el epicentro del turismo religioso, porque son ciudades íntimamente ligadas a la importante tradicional cultural católica. En el caso de los musulmanes, esa ciudad sería La Meca.
Existen empresas privadas, agencias de viajes y organizadoras de tours tematizados, que se centran en este tipo de viajes ofreciendo destinos exclusivos para los feligreses. Desde las visitas a estos centros de fe hasta cruceros adaptados a las enseñanzas de las sagradas escrituras, pasando por tours en los que se conocen los templos más importantes de una zona o región, con algún experto hablando sobre su historia y su importancia. Evidentemente, el turismo religioso tiene una parcela más importante en territorios donde la fe sigue siendo prioritaria, como en el sur de Europa o en Latinoamérica, lugares con una población creyente más extensa.
La importancia del turismo religioso
Ya pudimos comprobar anteriormente que el turismo religioso es probablemente la base de todo el turismo que se ha ido dando en los últimos siglos. Los peregrinos fueron los turistas primigenios, acudiendo a esos lugares de fe importantes para ellos que visitaban por el sencillo placer de conocerlos, por una promesa o por su propia fe. Claro que había viajeros que intercambiaban mercancías, y gente que viajaba para descubrir otros nuevos lugares y culturas, pero lo hacían con otro fin, no turístico como lo podríamos entender hoy en día. La importancia del turismo religioso fue tremenda en el pasado, pero la cosa no ha decaído desde entonces.
Una ciudad relativamente pequeña como Santiago de Compostela vive prácticamente del turismo que llega gracias a su condición de ciudad santa. Roma tiene un encanto muy especial y una historia riquísima, pero son pocos los que pasan por la ciudad sin visitar el Vaticano, el epicentro de la fe católica. Y si hablamos de pequeñas poblaciones como Lourdes o Fátima, que han conseguido aprovechar el tirón de la llegada de turistas religiosos para crear un turismo sostenible, nos damos cuenta de que la importancia de este tipo de viajes de fe sigue siendo mayúscula en un mundo aparentemente cada vez más aportado de la religión.